Hay una tradición en mi familia de comer todos los sábados en un restaurante, a este evento yo le llamo "comer con los Soprano".
Mis padres decidían ir a un restaurante nuevo e invitar a Tales (mi amor).
Cuando salimos del coche, la calle estaba llena de drogatas y mi madre decía "hoy no es mi día" a lo que mi padre y yo contestábamos "el mío tampoco".
Ya en el restaurante, pedimos y se sienta a nuestro lado una familia de enanitos con muy mala leche. Cuando me quiero dar cuenta, Tales había desaparecido y tengo entre las manos un utensilio digital en el que salen fotos suyas de fiesta con dos amigos míos. Decido salir a la calle a buscarle, le encuentro, yo estoy llorando y le llamo.
Cuando le pido explicaciones me dice que ya no tenía más hambre y que se aburría, así que se había ido con mis amigos que le caían muy bien. Le obligo a venir de nuevo al restaurante, por respeto a mis padres, que están cabreadísimos y Tales se dedica a vacilarme y reírse de mi todo el rato, sin obviar que a demás todas las chicas que nos cruzamos le saludan de forma putesca.
Yo me cabreo tanto que le cojo de la cabeza y le empiezo a dar rodillazos en la cara.
Al final le acabo matando.
Me he despertado con la boca reseca y la nariz taponada. Muy asustada a demás, porque los primeros segundos de despertar son en los que te preguntas "¿es real o un sueño?".
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