Como ya sabréis los que leéis esto, últimamente tengo muchas pesadillas. Empiezo a temer el momento de conciliar el sueño y casi prefiero pasarme las noches en vela leyendo Maitena (mi pasatiempo casposo preferido) que dormir y despertarme aterrada.
Anoche después de mucho esfuerzo y relajación conseguí dormir y al rato me desperté con sed. De repente oí unas voces que venían de la calle, al principio me asusté y en ese estado de alerta y el silencio de mi hogar conseguí averiguar qué eran.
Era la voz de un hombre llorando a gritos. Era imposible adivinar qué decía, así que pensé que igual pedía ayuda. Subí la persiana, miré por la ventana y la voz dejó de sonar.
Me metí en la cama y volví a oírlo, sus sollozos eran tan desesperados que no pude evitar imaginar miles de situaciones dramáticas, tanto que alguna lagrimilla se me escapó.
Me desvelé terriblemente después de eso. Estuve horas reflexionado sobre lo inevitable que es sufrir en la vida y lo poco preparada que estoy para ello. Debería hacerme a la idea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario