domingo, 28 de febrero de 2010

NO me importa.

Queridos vientos huracanados:

Gracias por recordarme que el mundo se va a acabar en 2 años porque estaba a punto de ponerme a malgastar mi insignificante vida.

Y más os vale que sea así, porque como llegue 2012 y el mundo siga en pie, ya no voy a tener ninguna razón para aprovechar el tiempo. Y eso va a ser lo peor. Así que sed buenos y cumplid vuestra misión, sólo espero que ningún grupo de héroes antropocéntricos intente salvar a la humanidad, porque DIOS SABE que no nos lo merecemos. Para nada.

Toda vuestra,
Violeta.

Nota para los lectores: No sabía a dónde exactamente mandar esta carta, así que la he publicado aquí, porque la internec es de todos y ellos seguramente visiten mi blog. Me mandan mensajes. Lo sé.

lunes, 22 de febrero de 2010

Muerte y destrucción.

Queridos amigos, os aconsejo que cuidéis y aprovechéis bien vuestras noches de sueño, porque el día en que esa maravilla llamada "dormir" empiece a daros problemas, os va a resultar muy difícil volver a ser las personas que erais antes.

Hacedme caso, el insomnio es una skdjbs

Buenas noches.

jueves, 18 de febrero de 2010

Amsterdam.

La otra noche tuve un sueño bonito. Primero estaba en la escuela, pero esta estaba en Amsterdam. El sitio era muy antiguo, casi parecía derruido y era muy pequeño. No recuerdo que pasaba ahí, sólo sé que de repente había pasado mucho tiempo y el sitio ya no era la escuela, sino la casa donde vivía María con 2 compañeras.

Volvía a pasar el tiempo y yo estaba con alguien (no sé quién) en Amsterdam sin sitio donde dormir. Recuerdo una calle muy larga y amplia, al atardecer, con gente pasando en bicicletas y gigantes edificios antiguos de ladrillo.
Preguntábamos por Kerkstraat y cuando llegábamos yo decía "en este edificio esta la casa perfecta para okupar, porque nadie sabe que existe, esta oculta". También decía que era donde María había vivido un tiempo y que antes era una escuela de Arte.

Para llegar a la casa había que ir al patio del edificio, trepar por un muro y subir unas escaleras metálicas que se caían a cachos. Daba mucho miedo, pero yo -como en todos mis sueños- tenía una forma física sobrehumana. Al llegar a lo alto de las escaleras había que dar un gran salto. La persona que me acompañaba siempre iba detrás mío, no la podía ver, pero tampoco lo intentaba.
Las imágenes que recuerdo son como pasillos oscuros pero acogedores, habitaciones con camas enormes y muy sucias, una bicicleta roja, una sala con mesas y ladrillos por todas partes. El color predominante era el marrón y el amarillo, a veces rojo.

El sitio estaba en ruinas, pero nos sentíamos muy seguros allí. Fue una sensación muy bonita.

Pelis.

Hace tiempo me cambié de habitación y comenté que era como si mis sueños hubieran cambiado de ambiente, como si el director de las películas que vivo por las noches fuese otro...pues me ha vuelto ha pasar.
La razón por la que casi no he actualizado el blog en un tiempo es que últimamente no soñaba mucho, casi nada y solo imágenes sueltas, nada interesante que contar. Ahora de repente vuelvo a soñar mucho y son sueños muy intensos, pero ha pasado eso: son diferentes.

Las imágenes son más oscuras, la sensación es melancólica, el punto de vista es extraño y las cosas parecen viejas. Casi siempre es de noche o esta anocheciendo. Qué pasará?

martes, 16 de febrero de 2010

Porros.

Hoy he soñado que tenía las manos llenas de cosas y alguien me decía que le liara un porro. Me hacía el porro con césped y todo se me caía, yo me enfadaba mucho. Que desconsideración, ¡pedirme que líe un porro con la de cosas que tengo en las manos!

sábado, 13 de febrero de 2010

Desastre nuclear.

Hoy he soñado que estaba en Portugal. Estaba en una casa como encerrada con 3 personas y no hacíamos nada más que ver la tele, dormir y beber alcohol, daba todo mucho asco.

De repente estaba con mis padres y resulta que estaba de vacaciones. Portugal estaba en guerra y empezaba a escucharse por una megafonía "en breves momentos habrán unas explosiones nucleares, por favor, tápense la boca y agáchense". Se oía todo el rato, era enfermizo y mi padre y yo nos íbamos para huir, a la montaña, subiendo con un coche que robábamos por unas cuestas exageradamente inclinadas. Yo le reprochaba a mi padre el haberme llevado de vacaciones a un país en guerra.

Nos bajábamos del coche y corríamos, veíamos aviones despegando al lado nuestro y cuando pasaban a nuestro lado lo dejaban todo congelado. Mi padre y yo nos abrazábamos, yo tenía mucho miedo, empezábamos a oír las explosiones y no se podía respirar, el aire estaba agrio. Yo sentía la radiación chocar contra mí. Me preguntaba si ese era el fin. Ha sido alucinante.